Crónica de Critóbal Sáez, más conocido como Tóbal, uno de nuestros TriUrban que participó el pasado domingo en la prueba de triatlón «Medio Ironman Arenales 113».

ARENALES 113 “Si puedes soñarlo, puedes lograrlo”

ARENALES 113 “Si puedes soñarlo, puedes lograrlo”

El camino a un sueño

Un par de años llevaba rondándome por la cabeza volver a ponerme ante un nuevo gran reto. En los últimos diez años había conseguido pasar de no correr ni a la esquina a acabar mi primera media maratón en 2009. Mi primer duatlón cross en 2011. Mi primer maratón en 2012.

Mi primer y único triatlón olímpico en 2014. Así hasta acumular un buen número de medias y seis maratones. Todo gracias al entrenamiento y la constancia trasmitida por Pedro Esteso y mi compadre Juan Carlos Esteso.

Además de la siempre incondicional compañía de mi Runnerbrother Roberto Mesa Fue el espíritu ganador y el afán de superación que tiene mi hermano Pacheco el que me motivó. Me lo inculcó cuando mi vida era muy sedentaria y me abrazaba el sobrepeso.

Me hizo ir buscando siempre nuevos retos que lograr.

 

De nuevo en casa

Quería volver a ponerme a prueba, en gran parte para sacarme la espinita que se me quedó en el Triatlón Olímpico de Elche. En el que sufrí demasiado en el segmento de la natación. Y qué mejor lugar que en casa. Y qué mejor prueba que uno de los triatlones de media distancia más duros y con más solera del calendario nacional: el Triatlón de Arenales.

Tras finalizar mi sexto maratón, mi cuarto en Valencia, me pongo en manos de José Ángel Árias, del CT Travesías Mitos. Gran amigo, Ironman y con una enorme experiencia en triatlón.

En diciembre empezamos a preparar el nuevo reto, aunque siempre tuve en mi mente que con poco tiempo. Mis dudas e inseguridades me acompañarían hasta la misma semana de la prueba. Gracias a su gran trabajo llegué al día D con la confianza de que estaba preparado.

Llega el día D. Tras unos duros meses en los que no tuve fácil poder sacar tiempo para cumplir con los entrenamientos. Y en los que mis sensaciones en el mar fueron muy malas.

En este aspecto Marín me ayudó a superar mi fobia. Después de un día de trabajo y una noche en la que apenas consigo conciliar el sueño, me encuentro en Arenales.

Dejo mi bici en el box, me equipo con el neopreno junto con mis compañeros de club de triatlón. Bajamos a la playa, caliento en el mar que estaba perfecto, y tras unos sprints en el agua consigo “ahogar” los nervios.

 

1.900m de fobia vencida

Entro a la cámara de llamadas y empieza la tensa espera.

Se retrasa la salida pero suavizamos los nervios charlando entre varios compañeros. Todos tenemos las mismas dudas sobre el segmento de natación.

Llega el momento, se da la salida, dejo que vayan saliendo y me quedo en la zona exterior para evitar los típicos golpes.

Mi lucha no es coger una buena posición, sino poder nadar tranquilo y a mi ritmo. Me desvío demasiado hacia la primera boya, lo que me hace nadar unos metros de más.

Lo importante es que me siento cómodo. Consigo mantener el ritmo de la respiración y a tramos voy nadando a braza para seguir calmando mis nervios. Tras la primera boya empiezan a pasarme nadadores y voy “cogiendo pies”.

Ya voy pillando ritmo. Pasamos la segunda boya y de camino a la tercera vuelvo a perder la orientación. He de nadar de nuevo a braza hasta recuperar la estela de otros compañeros.

Me encuentro cómodo, confiado, sé que voy a lograr mi primera premisa: salir del agua en condiciones óptimas. Una vez pasada la última boya visualizo el arco de salida y me vengo arriba.

Subo el ritmo y voy pasando gente. No me lo creo, es una dosis de autoestima que me hace nadar como nunca. Cuando salgo del mar escucho gritos de amigos, veo a Cremades y a Juan Carlos, vigilantes y preocupados por verme salir del agua. Finalmente 48 minutos, un tiempo más bajo del que pensaba y que me hace seguir aumentando en confianza. Había pasado lo que más me preocupaba.

Lo intuía, si salía vivo del agua iba a ser finisher sí o sí.

 

40km de sufrimiento y 45 volando sobre ruedas

Hago la transición sin prisa pero sin pausa. Me tomo un gel y salgo con la bici hacia el tramo que más me preocupaba. Una rampa al principio del segmento se me atraganta. Sufro mucho para llegar arriba y noto las piernas cansadas. Una vez pasado el trago empiezo a rodar y cojo ritmo cómodo para ir dosificando.

A los 10km empiezo a tener problemas estomacales. Sigo manteniendo un buen ritmo, dentro de la media que tenía pensada. Voy alimentándome cada media hora, a pesar de que el estómago seguía dándome guerra. Pero no quería parar por nada del mundo, no iba a permitir que nadie me pasara.

Salvo que fuera más fuerte que yo. Por la Vía Parque paso momentos en los que no consigo coger ritmo. Empiezo a tener muchas dudas sobre si podría acabar el segmento.

 

Ánimos

En esos momentos sólo pensaba en toda esa gente que me había animado tanto. Todos aquellos que me esperaban en Arenales. Todos los que creían en mí. Al llegar a las rampas dirección a Alenda voy pasando ciclistas y me pega un subidón tremendo. Las molestias desaparecen y me siento más fuerte.

Hay mitikos animando en esa zona que me dan otra dosis de energía. Llega mi momento, ahora todo es de cara, mi punto fuerte, y puedo rodar cómodo. Me acoplo y voy manteniendo mi ritmo, sigo pasando gente. Llegamos al polígono de Torrellano, paso más ciclistas. En la zona del aeropuerto vuelo y aprieto de más. Sé que queda carrera pero quiero recuperar el tiempo perdido en los momentos de dolor de estómago.

Llego a Arenales, quedan dos rampas y una bajada para recuperar, así que me lanzo, disfruto y visualizo la carrera a pie. Es mi fuerte, y tengo ganas de ver a mis amigos y enfrentarme cara a cara con esas escaleras.

Tiempo: 3 horas 15 min a 26km/h de media, dentro de lo esperado.

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21km de escaleras, dunas, sufrimiento y gloria

Al entrar al box ahí está mi Tohalf Team, animando. Me estaba esperando mi gente, y me dan más energía que mil geles y todas las barritas del mundo.

Dejo la bici, me pongo las zapas y cojo el avituallamiento. Salgo decidido, cogiendo buen ritmo. Las piernas pesan pero las noto con fuerza y voy cogiendo zancada, ritmo.

Paso junto a mis amigos, que vuelven a llevarme en volandas. Cuando paso por la Fan Zone de Mitos, me suben al cielo.

 

El momento de mayor angustia

Me uno a un grupo que lleva mi ritmo. Llega uno de los momentos más angustiosos de la prueba: meto el pie en un hoyo, me tuerzo el tobillo y caigo. La caída no me preocupa, pero el tobillo sí. Pienso que ahí, en ese km3, se ha acabado todo, y me pongo en pie con la ayuda de otros triatletas.

Piso firme, me duele, pero no voy a acabar así. Así que empiezo a trotar y el dolor se desvanece junto con las dudas y el temor a no poder finalizar. Además, mis amigos me esperaban y no podía fallarme; no podía fallarles. Paso el avituallamiento y, como tenía pensado, me paro a beber tranquilo.

Sigo y entro en la primera zona de dunas; donde otros compañeros andan, yo sigo corriendo. Mis entrenamientos por el duro pero querido Camino de la Muerte en La Marina no han sido en balde. Llego a la segunda zona de dunas, paso igual, me siento fuerte. Por el paseo vuelvo a tener a los mitikos dándolo todo.

Me cruzo con compañeros que me animan y veo que mis amigos siguen ahí. Róber hace fotos y me grita, Pedro, Juan Carlos, Laura, Óscar… no logro reconocer a todos pero me siento enorme.

Llevo una media de 5:30, estoy pletórico. Llegando a las escaleras está mi prima Mar, con Arte y mis primitos, hecho que me sorprende, me alegra y me encanta. Es energía extra antes de mi primer encuentro con los temidos escalones.

 

Avituallamiento

Subo andando para recuperar, la rampa me cuesta. Me paro en el avituallamiento. Bebo tranquilo y me dispongo a bajar recuperando. Vuelvo a disfrutar de otro paso por el paseo donde está mi gente. Las piernas pesan más pero sigo encontrándome bien de camino al segundo paso por las dunas.

Este trecho es más duro, y bajo algo el ritmo pero sigo fuerte. A la vuelta hacia el segundo paso por las escaleras me encuentro de nuevo con Róber, nos chocamos la mano.

Ese gesto que Juan Carlos nos enseñó que trasmite energía y confianza. Y quién mejor que mi hermano rockero para pasarme su fuerza. Segundo tramo de escaleras y la rampa se me hace eterna, ni siquiera en la bajada consigo recuperar. Me queda sólo una vuelta. Paso por delante de mi Tohalf Team y de los míticos diciéndoles que sólo quedan siete, que lo tengo hecho. Pero no iba a ser tan “fácil”. Por momentos tengo que parar e ir andando.

Me tomo mucho tiempo en los avituallamientos, veo gente muy mal y nos damos ánimos.

 

Los últimos metros

Está cerca, lo vamos a conseguir. Últimas dunas, la pasarela. Veo a Abel Agulló, que me abraza y me acompaña hasta el paseo, mientras lloro. He superado el reto.

Enfilo hacia la meta subiendo ritmo; se me ha ido mucho el tiempo pero voy a conseguirlo. Todo el que me cruzo me aplaude, me anima, me da la enhorabuena.

Sólo quiero llegar y abrazar a mis amigos. Veo la meta y el speaker me da la bienvenida a casa, mientras aprieto los puños con fuerza y sonrío a pesar del dolor. Doy rienda suelta a las emociones y lloro como un niño porque sé que lo he conseguido.

Ese reto que tanto había soñado era una realidad. Después de tanto entrenamiento y tanto sufrimiento ahí estaba la recompensa… Y mi gente estaba ahí para celebrarlo conmigo. Ximo me abraza y me voy hacia ellos llorando, les doy las gracias, grito. Lo he conseguido. Soy finisher de un triatlón de media distancia. 2 horas 16 minutos de la media maratón más dura que nunca he hecho.

 

¡¡Euforia, soy finisher de un half!!

Miro el tiempo: 6 horas y media. Salgo y los abrazo a todos, sigo llorando y les sigo dando las gracias. Busco a José Ángel, que viene con su peque y le doy un abrazo enorme. Lloro y le doy las gracias hasta la saciedad. Con Pacheco empezó todo.

Róber me acompañó en mis carreras. Juan Carlos y Pedro me hicieron maratoniano. Y José Ángel me ha hecho triatleta. A ellos, a mi familia, a mis amigos, a todos los que creyeron en mí y a los que no, les dedico mi mayor logro deportivo. A modo de reflexión: hace diez años mi estado de forma era nulo.

El esfuerzo y la constancia me han hecho conseguir cada reto, pero sobre todo el respeto a cada prueba. Soy consciente de que sólo se logran los sueños si luchas por ellos.

No subestimes nunca el esfuerzo necesario para llegar a las metas que te propongas. Como siempre digo, si yo he podido, cualquiera puede.

Si se dice que la vida se ve de otro modo al finalizar un maratón, ser finisher del Triatlón de Arenales te hace sentirte más vivo que nunca. #SoyUrbanRunner #SoyMitiko #YoNoEntrenoTriatlonYoSoyTriatleta

 

 

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