Es la gran pregunta que escuchamos los especialistas todos los días. En este post comentamos algunos aspectos a tener en cuenta.
¿Cuándo cambiar tus zapatillas de running?
Las zapatillas no tienen un tiempo determinado en sí (es decir, no duran desde un día hasta otra fecha exacta). Tienen un tiempo máximo de uso, pero dependerá de nosotros que sea el mayor posible habiendo elegido las correctas he utilizado y cuidado de la mejor forma posible. Vamos a ver cuánto duran unas zapatillas de running, y cómo identificar cuál es el momento de cambiarlas.
La duración estimada es de unos 600 a 800 km, a partir de esta distancia, los componentes empiezan a perder sus propiedades de amortiguación y estabilidad. Entonces las zapatillas ya no cubren sus funciones de absorción de impacto que hacen proteger nuestras articulaciones y musculatura.
En pocas palabras, dejan de ser ellas mismas; ya no son esa zapatilla de running especial que compraste en su día. Les tienes mucho cariño, incluso más que nunca; pero necesitas ser realista, y mirar por tu salud. La vida útil de tu calzado preferido para correr ha llegado a su fin; es la hora del cambio. Que la apariencia exterior sea buena, no quiere decir que la zapatilla pueda seguir usándose sin problemas.
Aquí viene muy bien el símil con los consejos que nos dan sobre neumáticos de los coches: “Que la goma tras pasar los km estipulados pueda verse más o menos bien, no evita que podamos tener un reventón”.
Recuerda: zapatilla pasada de km = posibilidad de lesión. Algo que quieres evitar a toda costa ¿verdad?
Os contaré una anécdota curiosa que nos encontramos en la tienda cada día: cuando les decimos a nuestros clientes que las zapatillas suelen durar unos 800kms, se llevan una sorpresa, como diciendo que es una cifra desorbitada. Sin embargo, al ponerles en situación, y decirles que hagan la cuenta semanal/mensual por separado, se dan cuenta de que es así.
En poco más de 6/8 meses, un runner habitual que hace 40 km semanales, (unos 100 km al mes) debe cambiarlas en ese tiempo. En ese momento, el cliente ya lo acepta con menos sorpresa, y entiende la prioridad de no apurar las zapatillas de running hasta el final.
Por tanto, recomendamos hacer el cambio antes de llegar a esos 800 km para así ir combinando las nuevas e “ir matando con seguridad” (como nosotros decimos) las anteriores. De la misma manera que no deberíamos tener ninguna duda a la hora de cambiar un colchón viejo, que ya no mantiene las mejores condiciones para dormir en él cada día, tampoco debería ser ningún “trauma” el hecho de cambiar nuestras zapatillas de running cuando toque.
Estos son algunos de los motivos por los que deberíamos hacerlo, y alguna de las razones. Son solo algunas recomendaciones generales, basadas en la experiencia y en el conocimiento de los materiales con los que se fabrican las zapatillas que actualmente están en el mercado, y pensando en darles un uso razonable. Todo va a depender de unos cuantos factores, muy sencillos de valorar por ti mismo y de detectar a tiempo siendo mínimamente observador/a.
Algunos indicadores
Es relativo, pero se recomienda no utilizar unas mismas zapatillas más allá de los 850 km. Esto dependerá de varios factores: De cómo corras –hay quien “acaricia” el suelo y hay quien impacta con fuerza en cada zancada- De tu peso -un corredor/a con poco peso cuidará más la amortiguación de la zapatilla, mientras que un corredor/a muy pesado comprometerá más la amortiguación a cada pisada-.
De la superficie donde sueles correr –hay muchas diferencias en el desgaste de quien las utiliza normalmente en asfalto o quien suele correr por caminos-. Este último factor es uno de los más importantes y muy a tener en cuenta cuando elijamos la siguiente zapatilla ya que hoy existen modelos adecuados a todo tipo de corredores, todo tipo de superficies, pesos, entrenamientos… y hasta colores. Deberíamos ser precisos y no comprar por impulso. Es nuestra “herramienta”. Echa mano de tu sentido común.
Cuando tus sensaciones disten mucho de las que tuviste al ponerte tus zapatillas nuevas, es hora de renovarlas.
1- La suela no suele ser un problema. La suela se gasta de una u otra forma dependiendo de qué tipo de corredor/a seas pero hoy en día, con la durabilidad de los materiales con los que se hacen las zapatillas, no suele ser el motivo principal para comprar unas nuevas. El desgaste de la suela afecta principalmente al agarre y a la tracción.
Se suele impactar con la parte trasera y luego, dependiendo si eres corredor/a neutro, pronador o supinador, se despega por una u otra parte de la delantera, con tendencia al interior –hacia la pronación-, centrada –neutra- o con tendencia al exterior -supinación.
2- La amortiguación y estabilidad son clave. La estabilidad y amortiguación son características fundamentales en una zapatilla de Running, cierto es que hay zapatillas que no están diseñadas para aportar una gran amortiguación, en pos de la consecución de mayor velocidad o de la búsqueda de sensaciones en tus pies, pero eso es otra historia…
Dichas características, amortiguación y estabilidad, tienen su protagonismo en la media suela o dicho de otra forma, los compuestos de la media suela son los que aportan mayor estabilidad y amortiguación, por lo tanto vigila su deterioro. La media suela se comprime conforme avanzas en el uso continuado de las zapatillas.
La despedida y la bienvenida
Solapa tus zapatillas en uso con las que adquieras nuevas. Esto es algo que saben muy bien los profesionales. No estrenar una zapatilla de golpe ¡y menos en una carrera! aunque sea el mismo modelo que sueles usar. Vete despidiendo de la anterior (por mucho cariño que les tengas) y ve introduciendo entrenamientos con las nuevas.
Evitar problemas físicos Muchas veces el mejor indicador de que has agotado una zapatilla no es su deterioro visible sino el hecho de que te están suponiendo problemas que no tenías con ellas al principio. Tenlo muy en cuenta.
Otro factor importantísimo es el cuidado de nuestras “armas de batalla”. NUNCA Lavarlas en la Lavadora, A Mano SÍ. Claro está que la lavadora las deja bien limpitas, pero agreden en demasía a los componentes y le hacen km “gratis” a las zapatillas y eso siempre y cuando no salgan deformadas (que más de un caso “raro” hemos visto ).
En consecuencia, lo correcto es utilizar paño húmedo e incluso cepillo con un poco de jabón neutro y no tenderlas a pleno sol tampoco, si somos ya exigentes (como deberíamos serlo con un producto de tan alta gama, como lo son nuestras zapatillas de running) para secarlas lo mejor es introducirles papel de periódico por dentro para que absorba y seque bien, el upper sobre todo. Conoce bien cómo lavar tus zapatillas
Las cambio porque sí, ¿por qué no? un motivo más que razonable para cambiar tus viejas zapatillas de Running por unas nuevas, es el simple hecho de haberte cansado de ellas o la ilusión de probar unas nuevas.
Recordemos que la práctica del Running debe suponer disfrute, relajación, descongestión de nuestra rutina, des-estresarnos…, por lo que regalarte unas zapatillas no sólo como medio para conseguir objetivos medibles por el crono, sino también como estímulo para afrontar la etapa por venir ya es una buena razón.
Así que lo dicho, tras los 800 km como mucho, te esperamos para “renovar” tus zapatillas 😉