¿Correr más te hace correr mejor? No siempre. A veces, lo que más necesitas para seguir mejorando es… dejar de correr un rato. Sí, lo sabemos: suena contradictorio. De hecho, si llevas un tiempo corriendo, ya habrás notado que hay un punto en el que sumar kilómetros no te da los mismos resultados. Es ahí donde el entrenamiento cruzado entra en juego. No solo como un «complemento», sino como un auténtico atajo para un corredor más fuerte, ágil y completo.
Ya hablamos de la natación, el ciclismo y el trabajo de fuerza. Hoy, te traigo otras disciplinas, algunas inesperadas, pero con un impacto brutal en tu rendimiento, tu cuerpo y tu mente. Porque correr bien no es solo correr mucho, sino moverse mejor. Y para eso, a veces hay que salir, literalmente, del asfalto.
Senderismo o Trekking
Uno de los grandes aliados del corredor es el senderismo. Sí, caminar por la montaña, sin prisa, pero con desnivel. Muchos lo subestiman, pero es una forma genial de trabajar la resistencia aeróbica, el equilibrio y la fuerza muscular, sobre todo en bajadas, dónde los cuádriceps y la concentración se ponen a prueba sin machacar las articulaciones.
Además, este deporte es ideal para corredores que preparan ultras, trails o simplemente buscan volumen de impacto.
HIIT: Entrenamiento interválico de alta Intensidad
Otra opción potente, sobre todo si tienes poco tiempo, es el HIIT. Esos bloques cortos y exigentes, llenos de sentadillas, burpees y saltos, te ponen a 180 pulsaciones en 20 minutos. Puede parecer muy alejado del running, pero mejora la capacidad anaeróbica, activa fibras rápidas y entrena tu cuerpo para gestionar mejor el esfuerzo. Eso sí, no lo hagas justo el día antes de tus series… Salvo que quieras sufrir el doble.
¿Y si te dijera que una máquina de remo puede ayudarte a correr mejor? Este ejercicio, completo y de bajo impacto, es perfecto para reforzar el core, trabajar el tren superior y mejorar la postura. Algo tan simple como una buena coordinación entre espalda, piernas y brazos puede traducirse luego en una zancada más estable y eficiente. Pruébalo como recuperación activa o incluso como calentamiento antes de una sesión de fuerza. Sorprende lo mucho que trabaja sin que apenas lo notes.
¿Cómo incluir estas disciplinas en tu semana?
La clave no es hacer todo a la vez. Se trata de elegir en función del momento en el que te encuentres. Si estás en pretemporada, es el mejor momento para probar cosas nuevas y reforzar lo que durante el año descuidas. Si estás en un bloque fuerte de carga, puedes usar estos deportes como formas de recuperación activa. Y si estás volviendo tras una lesión o un parón, son perfectos para mantener la forma sin arriesgar.
En el fondo, esto va de entender que correr no es solo correr. Es cuidar el cuerpo, diversificar estímulos y entrenar con cabeza. Porque tu mejor versión como corredor quizá no esté en la pista… sino en un sendero con niebla.
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Entrenamiento cruzado para maratonianos: Cómo potenciar tu rendimiento sin correr.